miércoles, 27 de abril de 2011

La generación de empleo: una carrera contra reloj

Artículo publicado en Plaza de Armas (www.plazadearmas.com.mx) el 25 de Abril de 2011.

Sin duda, la variable que más lentamente se ha recuperado a nivel mundial después de la crisis económica ha sido el empleo. Desde finales del año pasado, la OCDE proyectaba que las cifras de desempleo para los países de esta agrupación se mantendrían altas durante todo el 2011, llegando inclusive a considerar que podríamos estar ante un fenómeno estructural, en el que los altos niveles de desempleo sean una de las nuevas realidades económicas de nuestras sociedades.

La Organización Internacional del Trabajo estima que a nivel mundial hay 30 millones más de personas sin empleo que en 2007, fenómeno que afecta principalmente a los jóvenes.

En México tenemos distintos claroscuros respecto a este fenómeno. Antes de entrar al detalle de las cifras entendamos que lo que publica el INEGI son datos de ocupación, lo que implica que abarca cualquier tipo de actividad desarrollada por la población de 14 años o más, ya sea formal o informal, remunerada o no remunerada y, por lo tanto, dentro de los niveles de ocupación podemos tener niveles muy distintos de calidad, seguridad y productividad (1 de cada 4 personas de la población económicamente activa tiene ocupación en el sector informal, con todas las implicaciones sociales y económicas que esto conlleva).

Teniendo en cuenta esto, veamos los aspectos positivos y negativos del nivel de ocupación en el país. Tenemos dos buenas noticias: la primera es que de acuerdo al INEGI tuvimos en Marzo la tasa de desocupación más baja de los últimos 2 años; la segunda noticia buena es que se ha tenido una tendencia a la baja en este indicador durante los últimos cuatro meses.

Sin embargo, también tenemos dos noticias malas: a pesar de la reducción en la tasa de desocupación, ésta es aún 66% más alta que la que teníamos en 2008, antes de la crisis económica. La segunda noticia mala es sobre el nivel de subocupación, que hace referencia a la población que tiene trabajo y por lo tanto no se considera desocupada, pero que está dispuesta y tiene necesidad de trabajar más horas; este indicador sigue sin estabilizarse, ya que tuvo en Marzo el segundo nivel más alto de los últimos 7 meses.

Estos datos nos indican que estamos dentro de la misma dinámica mundial de una lenta recuperación del empleo. Ahora, si los analizamos bajo otras perspectivas, veremos comportamientos muy dispares en cuanto a aspectos demográficos y geográficos.

Por ejemplo, la desocupación afecta fuertemente a los jóvenes que están buscando su primer empleo. Esto tiene mayor relevancia en el país por el fenómeno demográfico que estaremos viviendo por varios años, donde el cambio en la pirámide poblacional provoca que estemos en el periodo conocido como el “bono demográfico”; es decir, la mayor proporción de población en edad productiva respecto al total de la población. Esto se convierte en un riesgo social importante para el corto y mediano plazo.

A nivel de Estados, son los del Norte los que tienen los más altos índices de desocupación (Baja California y Coahuila son los únicos dos Estados fronterizos que no están dentro de los 10 Estados con mayor nivel de desocupación). Esto está muy ligado a las condiciones de ocupación de los sectores económicos, ya que la construcción y la industria, los sectores fuertes en la economía de los Estados del Norte, no han logrado reponer aún los empleos perdidos por la crisis. Los sectores económicos que han generado mayor nivel de ocupación son el comercio y los servicios, lo que se ve reflejado también en los Estados con menor nivel de desocupación y que abarcan en su gran mayoría a importantes centros turísticos, tanto nacionales como internacionales.
Elaborado por Atalaya con datos del INEGI

El empleo y sus niveles de remuneración son las variables que permiten traducir los resultados macroeconómicos en realidades micro, en los bolsillos de los ciudadanos; de ahí la clara necesidad de tener una recuperación pronta en estas variables. Además de vernos afectados por las dinámicas mundiales en cuanto a la recuperación del empleo, tenemos diversas asignaturas en las cuales trabajar: mejorar la calidad del empleo y la productividad de los empleados y trabajadores (ligado a la calidad educativa y al potencial de mejorar los niveles de ingreso), mejorar la efectividad del mercado laboral (ligado a la reforma laboral) y crear volumen de empleos, principalmente enfocados a aquellos que se van incorporando al sector productivo. Parecería que muchas de estas necesidades se consideran realidades distantes, ajenas, y sujetas a tiempos políticos; será mas bien la realidad social la que se encargue de demostrarnos pronto lo contrario. 

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